Por Mabel Grimberg
Agradezco la invitación a compartir un recuerdo de Raúl, un compañero querido, un amigo inolvidable, un investigador que realizó aportes sustantivos al campo de la Antropología Biológica, y un gran maestro, no solo en su especialidad y en la formación de recursos humanos, sino en sentido más amplio “un maestro de la vida”, comprometido en un trabajo científico y político, buscando poner la universidad, la enseñanza, la investigación al servicio de las necesidades y los procesos políticos populares.
Fuimos amigos desde que entró a la facultad en 1986. Con Raúl y Alicia,María Rosa Neufeld, Susana Margulies, Santiago Wallace, Nilda Zubieta,Elena Belli, Hugo Trinchero, entre otrxs, formamos un grupo de discusión y generación de propuestas sobre la universidad y el país. Era un grupo grande de amigos y compañeros que nos juntábamos en distintas casas a comer y pensar juntos,en el que Raúl jugaba un papel articulador clave. Hasta tal punto que en el 90 o 91 pasamos unas vacaciones juntos. Raúl y Alicia habían alquilado en Mar de Ajó y lo seguimos Santiago Wallace, Hugo Trinchero, Susana Margulies, Elena Belli y yo con nuestras familias. Hermosas vacaciones de playa con un montón de chicos y adolescentes, de caminatas, conversaciones sin prisa y reflexiones compartidas, asados, comidas varias en especial con almejas que recogían Susana y Elena.
A partir del 2000, siendo director del Instituto de Ciencias Antropológicas Carlos Herrán, comencé a dirigir la Sección de Antropología Social y a participar de las reuniones de directores de Sección. Ana Lorandi, directora de la Sección de Etnohistoria, Raúl y yo nos reuníamos en alguna de nuestras oficinas o café a conversar sobre la marcha del Instituto, nuestras Secciones, las actividades programadas y nuestras propuestas para el ICA. Desde aquella época Raúl fue un apoyo para mí,siempre estuvo dispuesto a compartir sus reflexiones, a resolver problemas, a aportar, a aconsejar, a apoyar, así como a la resistencia y a la movilización.
A los largo de los años nos hemos encontrado en conmemoraciones como las del 24 de marzo, en otras de fechas fijas y en movilizaciones por diferentes demandas sociales. En particular, en los 4 años del gobierno de Macri estuvimos en las calles y en parques en las distintas peleas que encaramos como jubilados, como docentes e investigadores u otros reclamos como la Ley de interrupción voluntaria del embarazo que asegure el aborto legal, seguro y gratuito, entre otros...
Quiero recordar en especial el papel jugado por Raúl en relación con el proyecto de constituir al ICA en Unidad Ejecutora de doble dependencia UBA-CONICET. El proyecto fue aprobado por el Consejo Directivo de la facultad y girado al Rectorado. Como no se trataba en la comisión correspondiente, acordamos con la dirección de la facultad ir con un grupo de directores de proyectos a una reunión de Consejo Superior a presentar la propuesta y solicitar su tratamiento. Alejandro Balazote como consejero hizo una presentación muy clara y contundente, y luego habló Raúl dando información de la trayectoria del ICA, los fundamentos de la presentación, la cantidad de proyectos, investigadores, becarios, tesistas, convenios internacionales y nacionales, propuestas de trabajo, actividades de formación de recursos humanos, entre otros. Enumeró las contribuciones entre las que destacó el fortalecimiento de la investigación y las posibilidades de mayor visibilización de nuestras actividades y aportes. Al terminar nos fuimos a tomar un café y pensar como seguir. Entre las ideas vimos la posibilidad de hablar personalmente con consejeros, mandar notas de los investigadores. Luego con el cambio de gobierno decidimos esperar, no reclamar, estuvimos ocupados con otros temas.